lunes, 2 de enero de 2017

La echo en falta

Primera entrada de 2017. Como es de bien nacidos el ser agradecidos, vaya el deseo de que este sea el año del despegue, el del final de los recortes y en el que las prestaciones básicas, que a todo ciudadano del mundo se reconocen, no se vean cercenadas porque alguien o algo denominado crisis sigue inmiscuyéndose en las vidas de las gentes.
Vaya, asimismo, mi más profundo agradecimiento por seguir siendo fieles a esta otra andadura (Desde La Corona), porque sin ustedes, que se alongan a estas líneas a fisgonear locuras de mente calenturienta, ¿qué sería de este pobre juntaletras?
Recuerden que la pasada semana hicimos un repaso fotográfico del tremendo aparato propagandístico que se estila por este pueblo norteño. Y miren qué casualidad, se me ha pegado el espíritu navideño y fin de año –época en la que tenemos noticias de los que durante el resto estuvieron desaparecidos– y voy a solicitarle al alcalde y equipo de gobierno que vayan todos juntitos, de la mano, a ser posible, a sacarse unas fotos y que nos las repartan a todos los realejeros, que nosotros nos encargamos de darle toda la publicidad posible. Y no cobraremos un euro. Lo haremos desinteresadamente. Que todos no somos peseteros.
Echo en falta un buen retrato de los que venden cualquier poquedad como si fueran las obras del canal de Panamá, en el que pueda contemplarse en toda su magnificencia la trasera de las Casas Consistoriales y los exteriores del flamante edificio que se construyó para que la zona comercial de Realejo Alto despegara y se erigiera en un competidor nato de las grandes superficies. Ese parking que ha supuesto un importante desahogo al tráfico rodado y que tantos beneficios ha reportado al auge del comercio y al notorio descenso del número de parados, esa lacra que aún asola a otros municipios limítrofes, pero que en el nuestro, afortunadamente, ha pasado a ser mera anécdota.
Ahí quiero ver a Manolo, Adolfo y compañía. Porque un político no solo está para figurar en las maduras. A no ser que sigan con el sonsonete de que las duras siempre son debidas a las trabas de la oposición o a los que gobernaron años atrás (ustedes mismos, sin ir más lejos).
Que se distingan en primerísimos planos no solo los caretos a los que ya estamos tan acostumbrados. También el pavimento de las plazoletas de la parte alta del edificio de marras, de las hierbas que ya crecen en aquella amplia superficie, de las pintadas y guarrerías que te hallas en cualquier esquina, de la excelente pintura de sus barandas, de los escaparates de los establecimientos allí ubicados, de las basuras, de los excrementos…
Y luego otras hacia el poniente. En las que se visionen cómo se encuentra el espacio del propio ayuntamiento en el que se ubica la fuente. Con escombros y restos por doquier. Con las paredes que se caen a cachos porque losetas y pinturas brillan por su ausencia. Dando a entender que lo importante son las fachadas. En todos los sentidos. Y no me extiendo más porque a buen entendedor… ¿O sí? Pues a lo peor todo se queda en poses y ojos que no ven, corazón que no siente.
No voy a comprometer a los grupos de la oposición (que me leen) para que eleven alguna pregunta al respecto. Ellos saben, al igual que yo (aunque no me lean; que te crees tú eso; alguno está encargado de la labor, pero con una cremallera en los labios) que la respuesta de manual será la de siempre: Estamos en ello.
Cuando Manolo sube a la azotea para arreglar las humedades y para ubicar correctamente los paneles solares (volver a ver Ridiculez fotográfica), debe sentir mucho vértigo y no mira sino a la Avenida de Canarias. Para saludar, mayormente, y enviar algún que otro besito volado. Por lo que, pienso, lo mismo me sale más rentable hablar con Marrón. Al fin y al cabo estudiamos en la misma facultad. Al menos la transitamos. Dejemos lo de estudiar, por si acaso. Le plantearía la situación como de emergencia, como un peligro evidente para el ciudadano. ¿Tú te imaginas que tropiece cualquiera y se vaya de narices?
Pues sí, estuve dando una vuelta por allí en uno de estos días pasados. Pero como no tengo móvil no pude sacar instantánea alguna. Ni me dieron ganas de volver a casa a coger la vieja Canon. Como eran días de amor y fraternidad no le concedí mayor interés. Aunque luego me siento ante el ordenador y me sube una fiebre que los dedos se me disparan. Si piensas que te engaño, ve tú y echa una visual. Que sepas, Manolo  que la echo en falta.
Y esto salió. Reitero, feliz año nuevo y mañana nos volvemos a encontrar, si ustedes a bien lo entienden.

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