viernes, 17 de marzo de 2017

Coordinador general

El futuro presidente del Partido Popular en Canarias, el palmero Asier Antona, ha dado a conocer la nueva estructura de su formación política a partir de este próximo congreso. Una de las tantas cosas que no entiendo es la de poner en conocimiento de los medios de comunicación los hechos que deberán ser ratificados luego por el órgano competente. Algo parecido a la que ocurre en los ayuntamientos gobernados con mayoría absoluta que presentan los presupuestos municipales antes de celebrarse la sesión plenaria correspondiente. Entiendo que es una total falta de respeto, pero ya se sabe que nosotros no estamos a la altura de sus eminencias.
Me llamó la atención la figura del coordinador general autonómico. Que será el tercero de la escala de mando, tras la secretaria general, la grancanaria Australia Navarro. Para cuyo cargo propone a Lope Afonso, actual alcalde portuense. E inmediatamente me surgieron dudas al respecto.
La marcha del ayuntamiento portuense, con demasiados asuntos pendientes, con proyectos que duermen el sueño de los justos, con una ciudad paralizada y que se mantiene gracias a un turismo fiel, amén de las inyecciones del Imserso, no es, precisamente, un dechado de virtudes. No se caracteriza la gestión del equipo de gobierno por sus bríos en defensa de unas infraestructuras vitales para el desarrollo económico del pueblo que tantas veces se consideró en el pasado como el motor de toda esta zona norte de la isla. Es más, da la impresión de que se ha erigido en su principal valedor, a tenor de sus reiteradas comparecencias, el presidente del Cabildo Insular. Valga como botón de muestra de la apatía y dejadez el reciente suceso del Hotel Marquesa, donde desaparece un balcón con siglos de historia de la noche a la mañana sin que nadie se entere. Eso le escuché a Marrero.
Me asaltan razonables dudas acerca de qué podría coordinar Lope, puesto que en Puerto de la Cruz no brilla por su labor al frente del ayuntamiento. Es más, de cuando era concejal en el anterior mandato aún se arrastra la controvertida ordenanza para regular la ocupación de la vía pública. Con una sentencia que obliga a la devolución de mucho dinero de unas arcas que tienen más telarañas que billetes desde ha bastante.
Se me dirá que su carácter es así y que va de apocado por la vida. Será por ese motivo que hasta el alcalde vecino de Los Realejos se escora hacia la derecha bajando El Burgado e invade competencias ajenas. Y a más de una declaración me remito.
Por ello no comprendo cómo Antona, en vez de conminarlo a que se dedique en cuerpo y alma a sus quehaceres municipales y luche denodadamente por el parque marítimo, la estación de guaguas, la piscina, los olores de la depuradora, mejora de las instalaciones deportivas, dotaciones en los barrios…, se saque de la chistera este cargo orgánico y se lo endilgue al portuense. Será con el ánimo de que acompañe en sus excursiones a Domínguez. Dos aspirantes para ese portentoso programa de la tele autonómica denominado Noveleros.
Y para rematar la jugada de lo que se me antoja otra mayúscula desfachatez, crea en el nuevo organigrama una oficina del cargo público, compuesta por un grupo entre tres y cinco personas, y cuyo cometido será el de velar por el cumplimiento ético y de incompatibilidades. Pues qué bien. Si a estos dos ejemplares le añado la figura del pluriempleado Linares, nos hallamos con un panorama en el Valle de la Orotava para enmarcar.
Yo, que estoy jubilado, me acuesto muchos días con la sensación de habérseme quedado mucho por hacer durante la jornada, y me tropiezo con estos sujetos de altísimos portes que son capaces de acumular tantas representaciones que me dejan anonadado. Lo malo, claro, es que se les importa bien poco que no cumplan los objetivos previstos. Les resbala que se les quemen los calderos. Ni los tendrán que limpiar, ni mucho menos pagar los ingredientes echados a perder. Aunque ‘san cobro’ acuda religiosamente cada final de mes.
Como el personal que conforme la precitada oficina del cargo público no deberá ostentar cargo alguno, ni público ni orgánico, hazme el favor, señor Antona, de no vacilarte de manera tan descarada. A ver quién es el guapo que le dice a Lope lo que un servidor ha intentando argumentar en este artículo. El que se mueve…
Hasta mañana. Sí, ya sé que es sábado, pero se me ocurrió contarte algo.

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